jueves, 25 de junio de 2015

Los jueves relato. Rostros de la Polio: Sonrisas robadas


Esta es mi participación. Podéis leer más relatos con Rostros de la Polio entrando aquí.


  

Sonrisas robadas


Contaba su madre que Rocío nació vivaracha y chiquitilla, con la vida entera cargada en los pulmones, hasta que trece meses después, unas fiebres de otoño, agotaron su salud y achicaron sus piernas para convertirlas en delicadas ramitas de sarmiento. Decía que la niña jamás lloró su infancia quebrada, ya vertía ella suficientes lágrimas en interminables noches de rezo y blasfemias. De día solamente cabían las sonrisas robadas entre batas blancas y tocas aladas que parecían listas para flamear al cielo. Ambas aprendieron a intercambiar dolor por cariños entregados.
Rocío, acostumbró a dormir sus noches envuelta en hierros; aun hoy duerme con las piernas separadas, aterrada por la sensación de tenerlas sujetas por los pesados grilletes que le pellizcaban la carne.
El paso del tiempo le mostró dos cosas: que ya siempre andaría por la vida ceñida en toscos esqueletos de metal y que su madre la seguiría sonriendo desde el cielo.

Como en un suspiro pasó la adolescencia sentada en el escalón del portal de su casa, soñando con una comba en la que jamás brincó y abrazando una calle que nunca correteó. La polio le fue marcando el carácter. Con diecisiete años encontró a su primer novio que nunca la invitó a pasear. Con diecinueve salió con otro chico que se aburrió de no poder sacarla a bailar y con veinte conoció a un tercer hombre que desapareció justo al día siguiente de comunicarle que esperaba una hija.
Y Sara nació, y durante mucho tiempo la hizo feliz:
  —Vamos Sarita, corre mucho, corre rápido y cuéntale a tu madre lo que sientes.

Ahora, ya han pasado los años. La cocina, lugar de tantas confidencias, observa un presente que habla de despedidas. Sara se marcha a vivir la vida que desea. A Rocío hace meses que la retiraron de su puesto de vendedora de la ONCE. ¡Que iba a hacer! Se siente cansada, con los huesos deshechos de artrosis, de años de hierros y caminar cimbreante y de una polio que un día regresó sin ser invitada.
   —Dicen que tengo mal genio,  —grita Roció, haciendo malabarismos con la muleta y la sartén — ¿Quién no lo tendría si no hubiera manera de freír un huevo sin que se pegue a la sartén? 

Sara ríe con escándalo mientras Rocío la mira y percibe una soledad que ya anda mezclada en añoranzas, y piensa que la vida no es más que un carrusel en el que no siempre eliges el caballito al que has de subir. Es entonces, vacilando como una marioneta, cuando se acerca y besa a su niña, y durante apenas un segundo siente llorar al silencio, al tiempo que unas sonrisas robadas comienzan a brotar desde el recuerdo.

Foto de la colección Rostros de la Polio, autor Alfonso Díaz-Huertas. Asociación AMAPyP

26 comentarios:

  1. Muy hermoso relato!!! Una triste y dolorosa vida...pero con alma de vivir , esperanza de gozar, sonreír, dar mucho amor a su Sara, bella hija que es sueño y esperanza
    Abrazo José Vcte

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  2. Cuanto amor y cuanta renuncia, la de las madres de los niños afectados, por esta cruel enfermedad. Pero sin duda los niños que la sufrieron en su piel, en mayor o menor intensidad. pagaron con su dolor, y su impotencia el azote de esta epidemia.
    Un abrazo grande y entrañable

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  3. Jose tus relatos están llenos de una sensibilidad extraordinaria, que sin llegar a lo patético, te abre los ojos a esa realidad de otros que sufrieron y sufren las consecuencias de la polio. Me encanta como escribes, yo también intento escribir algo de vez en cuando, pero no sé si la inercia de corregir hace que todo lo deje de lado, en un cajón, como muchas cosas en mi vida, cansada, llena de dolores y de ansiedad por las secuelas de la polio que me tienen acobardada. Te deseo mucho éxito, sé que lo tendrás en todo lo que emprendas y, aunque no te conozca, solamete de facebook, pues somos muchos agregados, te considero una persona llena de sensibiliad. Un abrazo, y sigue escribiendo. Carmen.

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  4. Uffff... José, tu relato tiene una carga emocional tremenda... me ha emocionado mucho, mucho... Toda una vida relatada en unas pocas líneas y que nos cuentan tanto sufrimiento pero también tantas ganas de avanzar... He sentido el miedo del principio, de la infancia, cuando uno no sabe bien que pasa, porque pasa, que le pasa... ese sentirse perdida cuando vas creciendo y crees que la mala suerte te sigue, que no encuentras compañía... y ese ser madre sola, y sacar adelante a tu niña... a pesar de todo, a pesar del dolor, de ir atada a una muleta... y esa tristeza de la despedida...
    Un relato que contiene todo lo necesario para entender un poco más lo que fue y es la polio...

    Me resultaba un tema complicado de enfocar, tenía ese miedo de no saber explicarme o decir algo que no era... ahora una vez escrito y leyendo los vuestros respiro... era un reto muy difícil... pero a la vez ha sido "educativo" pues se desconocen muchas enfermedades y esta ha sido una forma de saber más...
    Muchas gracias José, y mi admiración más grande para ti. Creo que ese libro tuyo, Sueños de escayola será el próximo en mi lista para leer... Enhorabuena...
    Besines grandes...

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  5. Qué bello relato y qué hermosa y dulce forma de narrar!!! Me gusta mucho cómo escribes, amigo José Vicente.
    Esta foto se titula "La sartén por el mango" y es el gesto de lo que nos ha tocado vivir: coger las riendas de la vida y adaptar nuestros pasos a ese camino que vamos haciendo.
    Has reflejado un perfil más común de lo que parece dentro de nuestro colectivo de personas afectadas por la polio.
    Un beso enorme y gracias, por este regalo!!

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  6. Me ha encantado José Vicente... ésa forma tuya de contar...y de llegar a transmitir ése sentimiento de lucha sobre el que se movía Rocío... desde el principio de su vida y hasta el otoño... esa pelea constante contra sí misma... sus limitaciones y las que de algún modo los demás la imponían (como la crueldad de ésos novios...) y ésa alegría y tristeza final simultáneas... por la hija que sí podrá hacer su vida...y con una sonrisa en los labios...
    Me ha gustado.. no puedo decir más...
    Un beso

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  7. Bueno esta mañana deje mi comentario pero no se donde ha ido a parar. Como no podia ser de otra forma me encanta tu relato, tienes la capacidad de hacer que salgan mis lagrimas, de sentir una empatia total hacia Rocio....me encanta. Por cierto la mujer que marco mi vida para bien, mi madre, tambien se llamaba Rocio.

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  8. Bueno esta mañana deje mi comentario pero no se donde ha ido a parar. Como no podia ser de otra forma me encanta tu relato, tienes la capacidad de hacer que salgan mis lagrimas, de sentir una empatia total hacia Rocio....me encanta. Por cierto la mujer que marco mi vida para bien, mi madre, tambien se llamaba Rocio.

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  9. Que puedo decirte amigo…¡¡¡ Otra vez lo conseguiste!!! Debería haber estado preparada ya, pero no, me sorprendiste, y acabé con la lagrimita en el ojo…¡¡Carajo!! Pero debe ser porque estoy sensible, si, debe ser por eso…
    Me ha encantado el relato y que decir de tu forma de escribir, ya lo sabes…¡¡¡ Me encantaaa!!! Sabes cómo transmitir ese sentimiento que es común en muchos de nosotros los que fuimos afectados por la polio, y haces que nos identifiquemos con los personajes. Y que de una o de otra forma hace que nos sintamos identificados porque hemos pasado más o menos por las mismas circunstancias.
    “Es cierto que la vida no es más que un carrusel en el que no siempre eliges el caballito al que has de subir...” Pero en ese carrusel si te fijas bien puedes encontrarte a personas que van a darte mucho y que van a poder aportarte mucho, solo tienes que estar atento para verlas.
    Felicidades por este relato amigo es una muestra más del gran escritor que eres
    Muchos besos y un abrazo enorme

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  10. Estoy llorando como una tonta, porque debe ser mucho más triste la despedida de su hija que los desastres de la enfermedad, para eso no hay muletas.
    ¡Qué pena!

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  11. Estoy llorando como una tonta, porque debe ser mucho más triste la despedida de su hija que los desastres de la enfermedad, para eso no hay muletas.
    ¡Qué pena!

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  12. ¡Dios! ¿pero qué tenemos con José Vicente?.... que últimamente le ha dado por hacernos estremecer con sus letras!!! Te quiero un montón, amigo y te contemplo con una sonrisa inacabable... de verdad! Tú lo sabes bien. No pares jamás de hacer esto que te sale tan bien.

    Un abrazo para Conchín, Laura, Irene (tus tres hermosas mujeres) y para el pilar de todas ellas ( o séase: tú), de parte de dos amigas del otro lado del charco, que los quieren bien.

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  13. No porque antes no nos estremecieras, pero es que estás hecho un maestro, con un vuelo que quién te alcanza.... desde que eres el que firma libros en las ferias, exposiciones y presentaciones.

    No hay sueño que no se cumpla y no sé si tú lo soñaste mucho, pero yo sí te soñé así y lo cumpliste más pronto de lo que imaginaba. Lo mereces... mucho! porque eres un guerrero terco, perseverante y que no dejas de mirar el objetivo hasta que lo logras. (Tú déjame presumirte mucho, no te me ruborices, porfa! que ya te veo) jajaja.
    Besanises.

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  14. Lo sabía, sabía que iba a venir a leerte y necesitaría mis pañuelos descartables. Siempre me hacen emocionar al límite tus relatos. Pero este me ha llevado más allá.
    Está tan bien redactado, que se va sintiendo cada letra como un golpe al corazón, tanto dolor y una vida tan difícil, que impacta. Más sabiendo que está más cerca de rozar la realidad que la ficción.
    Me gusta el final que le diste, ese silencio que llora y las sonrisas del recuerdo.
    Sos un escritor increíble, te admiro y me siento orgullosa de poder leerte.
    Un abrazo enorme.

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  15. Impresionante. Hay en tu relato un juego entre el mal tiempo y la buena cara maravilloso, golpes de la vida encajados con un tremendo coraje.
    Un fuerte abrazo, amigo.

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  16. Es muy bueno tu relato. La enfermedad ha marcado a la mujer, y la mala suerte hizo que se encontrara con unos hombres no muy apropiados, aunque esto último también les pasa a las mujeres que están bien.

    La vida a veces es muy injusta y a ella no la ha tratado bien en ningún sentido...

    Muy bueno y muy triste.

    Muchos besos

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  17. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  18. querido José Vicente: estoy ausente por un tiempito del blog pero no quería dejar de saludarte muy especialmente y felicitarte por este relato, por tu libro y por tu entereza, don de gente y calidad literaria. (también recuerdo haber estado telefónicamente en aquel primer encuentro con nuestro amigo Alfredo). Me han conmovido los aportes jueveros de tu convocatoria, todos tienen un punto sensible que llega al corazón y no nos deja indiferentes frente a esta o similares situaciones (sobre todo por lo arbitrario que fue, el no haber tomado las medidas que pudieron evitarlo...). Desconocía que había un "post".. y confío que se encuentre al menos la forma de paliar esta nueva jugarreta de esta cruel enfermedad (todas son crueles, lo se....) Un fuerte abrazo para vos y todos los jueveros, los de siempre y los que se van sumando en este colectivo tan especial) besos

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  19. Es un relato donde la sensibilidad y la ternura es impresionante como impresionante es la manera de decirlo.
    Me ha gustado mucho.

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  20. Un relato muy duro; pero real como lo es la vida, una vida marcada por esta enfermedad; pero como mujer luchadora seguirá adelante luchando por su hija, y ¿Quién sabe? quizás esa suerte cambie.
    Un abrazo

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  21. Qué fuerte... me dejaste sin palabras... sólo una sensación de admiración.

    Cuando planteaste el tema temí no poder con él, pero no quería "faltar"; y ahora, estoy feliz de haber participado, un aprendizaje sin dudas y en muchos sentidos. Gracias por esto José Vicente.

    Un beso.

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  22. Un relato entrañable. Llega a tocar el alma.
    Un fuerte abrazo.

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  23. Un relato súper estremecedor, Vicente. Admiro tu forma y grandes ideas para narrar y llegar al lector.
    Beso

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  24. La historia es dura, el relato tierno. La forma de entenderlo hace más llevadero el dolor. Dolor que no es de doler, es de asumir, resignar, compartir y crecer. Porque es madurez lo que crece y bendita sea cuando se queda para vivir.
    Abrazos

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  25. Estremecedor relato por su cercanía con la realidad, habrá miles de Rocíos y de Saras que intentan vivir y chocan con las limitaciones de la polio o de otra enfermedad con secuelas de por vida. Entre todos, un poco más de tolerancia, interés y apoyo social hará una gran diferencia, de eso estoy segura. Nuestro encuentro en Málaga me ha sabido a poco! No pasaré por Valencia sin saludarte. Un abrazo.

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  26. Eres capaz de poner el corazón en un puño con tus letras...¡qué preciosidad de texto! ¡Qué dulzura en un trasfondo tan doliente! Te diría que me ha encantado (lo cual es cierto) pero me va a estar rondando por la cabeza tiempo...
    Un abrazo

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