Vuelvo esta semana a los jueves, que ya echaba de menos, y aunque sea de manera aislada. Vuelvo porque quiero dedicaros a todos, especialmente a los jueveros, este microrrelato fallero que he tenido la fortuna de ver publicado en un libro recopilatorio, del periódico Levante-EMV y la editorial Obra Propia, sobre el mundo de las Fallas.
De alguna manera, gracias a los jueves, he podido aprender a concretar los relatos, a contar una historia con apenas un puñado de palabras, algo que me sigue pareciendo dificilísimo, pero que gracias a este encuentro semanal he intentado ir puliendo.De ahí mi agradecimiento y la dedicatoria que comparto con mi humilde homenaje a los pequeños monumentos falleros de barrio, a veces tan maltratados.
Las buenas noticias me gusta compartirlas con los amigos.
Las buenas noticias me gusta compartirlas con los amigos.
El micro se llama Dignidad:
Dignidad
La luna señorea el cielo y saluda a las estrellas. Las
calles, resacosamente silenciosas, resplandecen de luz y la falla de mi barrio,
solitaria y turbada, parece reclamar mi presencia.
A la señora gorda y gritona le falta uno de los cinco niños
que la rodeaban, el viejo continúa mirando goloso a la atractiva rubia cuya minifalda
se tornó negra, y al perrito le han quebrado el ovillo de lana con el que
jugaba.
Me digo que hay dignidad en su quietud silenciosa. Hay
ternura en su indefensa intimidad.
Un petardo resuena sordo y lejano. Hoy es San José.