Por primera vez, y antes de que termine el año y se me acaben las oportunidades, he querido participar en las semanas de Karina Sindel, que tan bellos textos he podido apreciar que generan. La de este lunes está dedicada al agua, y yo sencillamente no he podido resistirme en regalárselo a ese lugar, entonces sereno y especial, que tanto me inspiró: la Playa de la Malvarrosa de Valencia. Sirva este breve extracto de Sueños de escayola como afectivo recuerdo:
AGUA
Recuerdo que mi mejor momento del día ocurría bien temprano,
tras la visita de don Álvaro y después del desayuno. Todas las mañanas me
detenía junto al muro de piedra para contemplar el horizonte del mar en calma.
Tan solo duraba unos segundos, un par de minutos en el mejor de los casos, pero
la imagen de paz y de serenidad que me transmitía aquella estampa, de alguna
manera me daba la fuerza y el ánimo necesario para sortear esos días en los que
me sentía tan perdido. Todavía hoy, cuando cierro los ojos, soy capaz de
percibir con extraordinaria nitidez aquellas sensaciones que me infundían el espumillar
de las olas al romper en la orilla de la playa, el olor a salitre picando mi
nariz y el sonido del agua desparramándose por la arena. La melancolía y la
soledad que tanto me estremecían, no me restaban la capacidad de apreciar que
aquel lugar donde se encontraba el sanatorio de la Malvarrosa era realmente
magnífico; un entorno, entonces descuidado pero bucólico, donde el clima
benigno de la Valencia mediterránea brillaba con esplendorosa luz bajo un
intenso cielo turquesa, e iluminado por un sol cálido y limpio que
generosamente invitaba a vivir. La fría intensidad del otoño iba restando
viveza al ambiente, acortando las horas de sol y de terraza, pero mantenía un
punto agradable de luminosidad y encanto que nosotros tratábamos de alargar
cuanto podíamos, para demorar en lo posible el momento en que se cerraban las
puertas y ventanas del sanatorio.
la Malvarrosa tiene su aquel que te atrapa y es difícil sucumbir a su olvido.
ResponderEliminarGracias Tracy. La Malvarrosa Siempre ha sido un sitio precioso, con una playa larga y de abundante y fina arena. Hoy ya es una lugar turístico y tumultuosa, lleno de paseos y luz.
EliminarUn abrazo
Primero te agradezco mucho que participes de mi propuesta, es un honor! Y más aún con tan bello relato, donde se sienten todas esas sensaciones que contienen tus palabras y se vive el momento junto con el protagonista. Por supuesto dan ganas de seguir leyendo mucho más.
ResponderEliminarTe mando un abrazo enorme!
El honor es para mí Sindel. Era una deuda que tenía y no podía dejar pasar la oportunidad, tampoco que terminara el año sin haber participado en tus interesantes propuestas. Espero hacerlo en más ocasiones.
EliminarGracias por tu apreciaciones, la Malvarrosa realmente es un lugar que inspira los sentidos, lo era entonces y lo sigue siendo.
Un abrazo Karina
Fascinante relato.. Atrapada desde la primera linea..
ResponderEliminarMaravillosos recuerdos que el protagonista lleva por dentro
Un beso José
Isa
Hola Isa. Es un extracto que todavía se prolonga más, como quizás ya sepas. Los recuerdos alivian como un bálsamo nostálgico e impiden que Pablo a veces enferme de tristeza.
EliminarMuchas gracias Isa y un fuerte abrazo.
Sii, tengo el libro. Sabes, recuerdo un sanatoria en la provincia de Santander.. Mi mama tenia un primo alli. Tu relato, me hace pensar muchisimo en este otro sanatorio... y sobre todo a un chico muy jovencito. Tenia pocas visitas, asi que cuando venia alguien de fuera, le encantaba charlar con nosotros, con mis hermanos, conmigo, y sabes de lo que mas me recuerdo es de su sonrisa..Me has llevado 25 años para atras, a mis 14 años..
EliminarMuchas gracias a ti José.
Un beso
Isa
Gracias a tí Isa. He de decirte que si los recuerdos son evocadores, entrañables y nostálgicos, me alegro de provocarlos, me gustan que sean así. Lo otros mejor ir dejándolos atrás.
Eliminar"Tras los sueños de escayola, nos queda la vida"
Un beso Isa.
Qué bueno es volver a leerte José Vicente! Y por si fuera poco, nos regalas un fragmento de tu novela. La memoria sabe guardar casi intactas las estampas bellas que quedaron grabadas en nuestras retinas y en el corazón. Un texto evocativo, cargado de sensaciones, que bien sabe despertar la nostalgia. Tengo pendiente la lectura de tu novela, espero en breve, poder acceder a ella.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Gracias Gaby, para mi tambén es un placer recibirte. No he podido resistirme dedicarlo a este lugar al saber de que iba esta semana de Sindel. El agua de la playa de la Malvarrosa siempre es un punto de inspiración. Sorolla y Blasco Ibáñez ya pasearon por su arena.
EliminarEspero que te guste la novela si finalmente la lees, y me comentes que te parece si lo crees conveniente.
Un abrazo
Preciosa manera de recordar, ahora ya no es lo que fue, pero me sigue gustando. Abrazos
ResponderEliminarAsí es Ester, ya no es lo que era. Es verdad que en la actualidad está espectacular, pero ya hace tiempo que perdió el halo de autenticidad que yo recuerdo y que he tratado de rememorar.
EliminarUn abrazo
Al menos contaban con ese mar y ese horizonte inmenso haciéndoles compañía...
ResponderEliminar=)
Que a decir verdad tampoco era poco Neo. El mar siempre abraza con cariño.
EliminarUn abrazo
La malvarrosa....y tus recuerdos. Un relato entrañable por todos los lados que se lo lea.
ResponderEliminarUn fuerte beso, José VIcente.
Sé que tú la conoces Casss, por eso hablas con conocimiento de causa, aunque como ya he comentado antes, ahora está limpia y preciosa, pero algo definitivamente se ha perdido en el camino. Quizás sea que ahora tiene enormes y amplios espacios y sobre todo que hay mucha gente, jeje.
EliminarUn abrazo
Un lugar entrañable de evocadores recuerdos.
ResponderEliminarDe la mano de Isa Iss, voy conociendo rincones maravillosos.
Un saludo.
Finita
Bienvenida a lo alto de esta colina Finita, espero que lo que se divisa sea de tu agrado. Venir de la mano de Isa Iss es una buena presentación.
EliminarUn abrazo
Bellas letras brotan de ti y de tus recuerdos que magistralmente unes en un buen relato.
ResponderEliminarBesos
Muchas gracias Ilesin por tus palabras y por tu visita. Me emociona lo que dices y me alegra que te guste.
EliminarUn abrazo
Es así el efecto del mar donde quiera que esté amigo Vicente y de acuerdo nuestro estado de ánimo es el bálsamo por excelencia!! ¡UN ABRAZO!!
ResponderEliminarHola Lao, amigo. ¡Que tendrá el mar que siempre sirve de bálsamo a los corazones tristes y faltos de ilusión! En sí mismo contemplarlo ya produce una efervescencia que ayuda a serenar el alma.
EliminarUn abrazo fuerte.
Lindo relato, Refrescantes las aguas de tus remembranzas. =)
ResponderEliminarSaludos
Gracias Yessy. El mar y el recuerdo de días de color sepia. Tiempos difíciles de olvidar.
EliminarUn abrazo.
Muy bello relato. Paso a verte ya que te mencionó mi amiga Sara.
ResponderEliminarLindo blog si no te importa me quedo.
Saludos
Muchas gracias Inma, vienes de parte de una entrañable amiga. Quedate cuanto desees. Ya paso también por la tuya.
EliminarUn abrazo
El Mediterráneo en su conjunto se ha vuelto un lugar de sombrilla y chiringuito. Lástima que así sea José Vte. sin embargo, ese mar nos sigue arrebatando. Estuve en La Malvarrosa y me enamoró. Leyéndote, con sabor a espuma y sal, pienso lo importante que debió ser para tí encontrarte diariamente con ese mar aunque fuera por breves instantes. Debio de ser una gran ayuda.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Este Mediterráneo ya no es lo que era ni de lejos, amigo Pepe. Por supuesto que hay luz, sol y enormes paseos espectaculares y brillantes, pero siento que ha ido perdido carisma y sencillez. Supongo que es el sacrificio del progreso y el turismo que todo lo desborda. Yo he tratado de retratar una Malvarrosa que seguro ya nunca volverá y que a muchos nos sirvió para aliviar soledades.
EliminarUn abrazo
Tan familiares me resultan estas palabras....
ResponderEliminarUn abrazo, compañero.
Hola Verónica. Claro que te resultan familiares, ya pasaron por tus ojos.
EliminarGracias por todo, un fuerte abrazo y dales un besito sin café a mis chicos.
Y el agua te hablaba ¿verdad Jose?.
ResponderEliminarY seguramente lo hacían los árboles y los pájaros, porque esta clase de sensibilidades como las que tu tienes son las capaces de darse cuenta de esas pequeñas cosas.......de esas cosas tan grandes.
Un saludo y encantado de conocerte.
Hola Karras. Muchas gracias por tu visita y sobre todo por tus palabras que emanan sensibilidad.
EliminarHay momentos en la vida de una persona que debe de estar atento a cuanto reproduce su entorno, para paliar la soledad unas veces y otras para sentir que al fin y al cabo todo tiene sentido.
Ese mar Mediterráneo generaba buenas sensaciones.
Un abrazo
...y asi como sientes el agua de ese mar donde pasaste tiempo en el sanatorio de Malvarrosa, asi repito haces sentir el resto de detalles que narras y que hay que percibir de manera lenta para deleitarse y no dejar ningún sentimiento que se escape, hay mensajes y mas mensajes por todas partes...
ResponderEliminarBesos muy muy fuertes,
tRamos
Gracias Tramos. Yo he tratado de desnudar mi alma en cada palabra y en cada frase de la historia, si ha sido con acierto eso lo diréis los lectores, evidentemente, pero mi afán ha sido que todos los personajes tuvieran vida propia y trasmitir un tiempo y unas circunstacias que a tantos marcaron para el resto de sus vidas. Es lo que le ocurrió a Pablo. Nunca olvidará esa niñez.
EliminarUn beso y mi agradecimiento más profundo por todos tus ánimos.