Recuerdo de Sani Girona - Un segundo
de eternidad
Todo parecía indicar que Giselia no iba a conseguir su propósito. Le
habían encargado escribir acerca de “Un segundo de eternidad” pero, tras
diversos intentos, no había sido capaz de articular una sola frase…
Seguía siendo inútil, jamás lograría expresarlo. Le dolía sentir que esa
frase quedaba bien para las poesías y para los cantos de amor, incluso para las
pequeñas historias que habían llenado de vida a generaciones de seres humanos como
promesa de una convencida inmortalidad que en realidad apenas duraba un instante, pero bien sabía
ella que la eternidad no podía estar encapsulada en el escaso tiempo que duraba
un segundo. Sencillamente porque ella misma era
la propia eternidad.
El cesto estaba
lleno de ovillos de papel y en cada uno de ellos dormitaba una lágrima. ̶ La eternidad jamás duró un segundo ̶ pensó encogiendo los dedos a la vez que su
mente giraba por el bucle del tiempo.
Cientos de niños y miles de hombres, millones de vidas sobre nombres y
vivencias, todo se mezclaba en la maldición de una perpetuidad tan obscena como
fatigosa y lejana.
Su memoria eterna volvió a evocar aquel momento intangible en que por
primera vez abrió los ojos, el mundo era todavía virginal, un exuberante éxtasis
de vigor y belleza donde nada estaba descubierto y donde nada era importante
porque todo carecía de valor, excepto la existencia misma. Todo era tan
nuevo que no había nombres. Los recuerdos, infinitos
y casi siempre dolorosos, la llevaron de nuevo a paladear el inconfundible sabor
de la felicidad. Se vio a sí misma rebosante de juventud, su auténtica juventud,
cuando amó por primera vez en la más bella y pura sinfonía de inocencia y candor,
mezclado con el placer más delirante y el arrebato más supremo.
Y de nuevo revivió aquel instante, cuando un trueno retumbó tan fuerte
que hasta el mismo sol salió despavorido. Ira y temor se fundieron en un abrazo en el que la ingenuidad se rompió en mil pedazos, y entonces tuvo
que elegir… entre el paraíso y la eternidad.
Sani, amigo, descansa en paz abrazado a la eternidad de la memoria, en el paraiso seguro que ya estás.
Amigo, qué bonito lo has expresado. Me han encantado todas tus palabras, un texto excelente.
ResponderEliminarMe alegra tenerte por aquí.
Un abrazo fuerte.
Leonor
Qué alegría leerte de nuevo!!! Te echaba de menos :)
ResponderEliminarLa eternidad de la memoria... qué bonito!!
No sé si estará en el paraíso pero disfrutando hoy como un loco, segurito!!
Muchos besos, valenciano y hasta pronto!!
Bello homenaje para un amigo y siento que este luctuoso suceso te haya devuelto a nosotros :(. espero que de ahora en adelante nos encontremos más a menudo. De tu relato me quedo con esta frase: El cesto estaba lleno de ovillos de papel y en cada uno de ellos dormitaba una lágrima... sencillamente maravillosa
ResponderEliminarUn beso
bello texto, que me hace enojar levemente con la eternidad..., que nunca duró un segundo!
ResponderEliminarprecioso homenaje.
Jose Vte. el relato ha sido un verdadero placer leerlo, y como dice Mª José, las frase de los ovillos de papel y esa lágrima en cada uno me ha encantado porque queda muy bien en el resto del relato. Un bonito homenaje juevero le has brindado. Me alegro de saludarte de nuevo.
ResponderEliminarUn beso, y otro para Conchin
Bello homenaje Jose Vicente, un relato muy bien llevado. Hay palabras y frases, como ya te han apuntado arriba, para subrayar. Me gusto.
ResponderEliminarBrindemos por Sani.
Un abrazo.
Hola josé Vte.
ResponderEliminarUn valioso homenaje a tu amigo.
Belleza y tristeza mezcladas, en un estupendo relato.
Descanse en Paz en el Paraiso de la Eternidad.
Besos Montserrat
Hola, otra vez por aqui, a veces tienes que pasar estas cosas para que viejos amigos se reencuentren se abracen y vuelvan aquellos entrañables relatos...
ResponderEliminarun abrazo..
Has enhebrado una hermosa historia continuando las palabras de Sani.
ResponderEliminarme ha encantado eso de:
"el mundo era todavía virginal, un exuberante éxtasis de vigor y belleza donde nada estaba descubierto"...genial manera de expresar el reinicio inocente en que todos, otra vez nos encontraremos!
Un fuerte abrazo.
Te añoraba y has vuelto, merece la pena el motivo y merece la pena que regreses.
ResponderEliminarDedicas a Sani un hermoso texto en el cual la eternidad se lee y se evapora, se sueña, como el perfume que nunca ha de evaporarse ni en un instante ni en el tiempo mientras quede el recuerdo que está en sus letras y en su sonrisa verdadera. Todo lo puede la inocencia auténtica.
Un besito y hasta pronto, espero.
Qué lindo volver a leerte, sobre todo porque es un gusto hacerlo, con esa calidad para decir las cosas que volcas en tus textos.
ResponderEliminarEste es maravilloso, emotivo, y me ha llegado. Debe ser difícil ser eterno, ver irse tantas cosas, estar siempre despidiendo. La verdad tu homenaje a Sani es hermoso, estoy segura que está en el paraíso leyéndonos y con esa sonrisa maravillosa que siempre nos regalaba.
Un abrazo enorme José Vicente, espero volver a leerte pronto.
"Elegir entre el paraiso y la eternidad...."
ResponderEliminarMe quedo con esa frase y me quedo con el sabor de lo que escribes...que se te echa de menos.
Un abrazo
Siempre tan especial tus letras. Hoy más especial que nunca, por el motivo que las traen y porque te traen hasta nosotros.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, José Vicente.