Regalo de
Navidad
Sara entró en
el salón y comprobó que, gallardamente plantado en un lateral de la habitación,
estaba el árbol de Navidad, esplendoroso con sus luces parpadeantes, sus espumillones,
y las guirnaldas y bolas de colores colgando graciosamente de sus ramas. Pero
también observó que a sus pies se encontraba una llamativa caja roja con vistosos
círculos blancos, envuelta por un enorme y precioso lazo color verde esmeralda. Sara sonrió sorprendida ante el
desconcertante regalo de Navidad. Sara vivía sola.
Con moderada
curiosidad pero feliz como no recordaba haberlo sido hacía mucho, Sara fue
hacia el regalo sin hacerse más preguntas. Cogió la caja y levantándola a la
altura de su cabeza sopesó durante unos segundos lo que podría albergar su
interior. Luego, con evidente agitación, deshizo el lazo y la abrió.
En su interior,
delicadamente rodeado de papeles de seda, únicamente había un sobre de color
azul cielo que contenía una carta del mismo color escrita a mano. La extrajo. Empezó
a sentirse emocionada y sus ojos, convertidos en dos puntitos de luciérnaga,
brillaron en el momento en que comenzó a leer:
Sara,
yo quiero atrapar un sueño. Es una de esas cosas que parecen imposibles, Pero
ocurre. Supongo que te imaginas a alguien que va detrás de un sueño para que no
se escape, pero los sueños son despiadadamente rápidos como para ir detrás
de ellos. No, no es así como se hace, pero es fácil atraparlos Sara. Sólo tienes
que cerrar los ojos, y desearlo, esperar el sueño y cogerlo. Te digo que es
fácil.
Sara, me despierto soñando, me despierto en medio del sueño.
En él voy recorriendo la vida, y te busco Sara, en el interior de mis sueños y
fuera de ellos. Y te encuentro Sara. Y entonces me doy cuenta de que lo que
vivo en mi sueño es verdad. Porque sueño que eres mía Sara, y te deseo. Porque sé
que nunca he conocido una mujer como tú, tan hermosa, tan radiante, tan apasionada.
Es entonces cuando me lleno de promesas Sara. Y me digo que
te querré siempre. Y que subiré montañas y cruzaré bosques, y nadaré mares y
volaré vientos. Porque nunca, nada, me podrá separar de ti.
Es por eso que guardo todos los sueños Sara, para luego
volverlos a soñar.
Sara terminó de leer. Una pequeña y furtiva lágrima cayó
encima de la carta, expandiendo la humedad rápidamente por el papel. Trató de
secarla pasando el dorso de la mano por encima, dejando al descubierto la
firma:
Te quiero Sara,
mi esposa, mi sueño, mi amor.
Feliz Navidad.
Sara abrió un cajón de la cómoda
y sacó una pequeña caja de madera finamente tallada. En su interior se
encontraban varias cartas del mismo color que la que Sara acababa de leer. La colocó
encima del resto y cerró el cofre con suavidad.
Luego cogió el retrato de un hombre joven que se encontraba justo al
lado, se acurrucó enroscándose como un gatito en su sillón y abrazándolo volvió
a recibirle con un beso.
-
¡Feliz
Navidad, mi amor! – murmuró.
Quiero darle las gracias públicamente a Tere Oteo, ella sabe porqué, gran amiga y anfitriona de este jueves, último del año 2012 y donde podréis encontrar muchos más sueños siguiendo estos puntos suspensivos...
Bello texto, un regalo precioso, un sueño deseado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Precioso regalo de Navidad y maravilloso cuento!!
ResponderEliminarLas gracias no se merecen, para eso estamos los amigos y ojalá que sigamos compartiendo sueños durante mucho, mucho tiempo...
Un beso, valenciano y hasta pronto :)
La idea del sueño y la de la ilusión del regalo de Navidad en el relato; con un toque conmovedor de ternura: Buenas noches y buenos sueños, tanto para ti como para Sara. Y un abrazo, por supuesto.
ResponderEliminarBuenísimo relato, maravilloso nombre de la protagonista. Jajaja
ResponderEliminarAbrazo.
Un relato con un final sorprendente y muy romántico.
ResponderEliminarEstá muy bien tener el sueño tan cerca, piel con piel.
ResponderEliminarEl hombre de mis sueños es mi amor soñado, todo ello convertido en realidad. Te sueño, te abrazo...
Bravo por ti. Muy tierno.
Un beso y feliz día.
Cuando el sueño de nuestra vida está a nuestro lado, compartiendolo todo, la sensación de plenitud es total. No me extraña por tanto que quiera manifestarlo por medio de esas cartas llenas de cariño sin fisuras.
ResponderEliminarMe gustan esos sueños, José Vte.
Un abrazo.
En tu relato se ve claramente que lo que importa no es lo material, sinó otra cosa más grande, como en este caso es el amor,¿Hay algo mejor qué eso?
ResponderEliminarUn abrazo
No solo alcanza con sentir todos estos sentimiento, hay que expresarlo. Nadie lee la mente de los demás, así que comunicar eso que damos por entendido, nunca está de más y para algunos es todo un regalo. Saludos José un abrazo grande hermoso relato, como siempre.
ResponderEliminarQué envidiable forma de amar!. Es un relato lleno de ternura y con final sorprendente.
ResponderEliminarUn beso mi querido amigo.
Leonor.
Eres un privilegiado teniendo ese sueño de amor a tu alcance, y compartir el regalo de las emociones bien despierto.
ResponderEliminarUn abrazo
Eres un hombre romántico, y esto se nota en cada uno de tus textos. Un relato maravilloso muy bien escrito y compuesto con finura y estilo.
ResponderEliminarMe ha gustado un montón. abrazos y feliz año 2013.
Un sueño para revivir toda la vida, para disfrutarlo... ¡Que bonito es el amor!...
ResponderEliminarFeliz entrada de año
Besos a repartir
Relato desconcertante y abierto, pero esencialmente tierno y sentimental.
ResponderEliminarLos sueños son muy agradecidos, hacen y deshacen, suben y bajan, llenan y vacían. Pero la realidad es que las cartas se acumulan una encima de otra en espera de la siguiente.
Impecable historia, con una Sara y sus sueños, dibujados a la perfección.
Abrazos Navideños
qué cabronazo que eres, jose vicente, ¿acaso no me has hecho medio llorar?
ResponderEliminaresta me la debes...
no pienso decir nada más.
medio beso.
Ayyyy yo quiero uno iguaaalito, a ser posible que coma, ronque y haga pis. ;) Me vach fer goleta condenaooooo. Besos familiares y felices días.
ResponderEliminarMe lo leí hace cuando recien lo publicaste pero mi linea catastrófica no me permitió publicar el comentario después de haberlo escrito. Sería para que ahora escribiera esto. Lo dicho.
Que placer soñar y que esos sueños los puedas tocar. !que dulce añor!
ResponderEliminarMe gusta el detalle del cofre que guarda cada carta como si fuera la primera.
Un abrazo.
La vida es sueño, pero el amor es más sueño aun... La ilusión y el toque mágico que aletea en ese más allá de nuestras cabezas, son puntales de nuestra vida. En la ambigüedad de la historia y en la riqueza de los detalles nos perdemos tus lectores en preciosas ensoñaciones.
ResponderEliminarMe voy despacio... que la magia no se rompa, porque es el mejor material con que está construído nuestro día....
besos
Me encantó tu relato.
ResponderEliminarSaludos,
Sara es afortunada por tenerle tan tan cerca. Es un cuento precioso, de amor, felicidad y sueños.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo :))
Espléndido relato Juan Carlos. ¿Seguro que quieres irte? :) Se te echará de menos. Espero que consigas lo que quieres.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte y hasta pronto.
Qué decir de este relato que no te hayan dicho en los comentarios anteriores. Solamente que para mí el amor es el eje de la vida, al igual que los sueños, y que la conjunción de ambos es la fórmula perfecta para poder despertar cada día y seguir adelante.
ResponderEliminarEmotivo, delicado, y sorprendente como todos tus relatos José.
Un abrazo enorme desde lejos, pero desde cerca.
Muy feliz año 2013 y que cumplas todos tus sueños!!!
la entrada antes de este jueves escribí una historia similar, no parecida pero así. aunque no tan bien escrita, porque, chico, qué bien sabes decir!
ResponderEliminarun abrazo